Para ese ángel era difícil ser aceptado.
No tenía un sexo definido, era un ángel.
Se llamaba Eliane, sola convivir entre las sombras, entre demonios olvidados. Eliane, era tan distinto que no creía en su señor dios.
Su expresión era tan hostil que nadie la aceptaba, y qué sus ojos emergía un gran resentimiento ante un cielo que le ofrecía lo que nadie dará por un ser querido. Su cabello azulado con tonalidades moradas, resplandecía al volar en los cielos de diciembre, su llanto por no ser "única" hacía que hubiera lluvia y relámpagos estremecedores en las tierras urbanas.
Eliane. Quería convivir con el populos humano, ella baja de los cielos y observa detenidamente en el suelo, que no tenía pies, que nadie podía verla. Mientras su vestido negro chocaba con una hermosa jovencita terrenal.
-Hola, querida. ¿Por qué estás sin pies?- Con aquel sonido de modulación le cuestiona por su falta de soporte en sus piernas.
El paisaje era tan enorme, había praderas de colores inmensos, verdes por el sácate violetas de inverno que florecían, el color del cielo negro alumbraba con el nítida luna que acariciaba la piel de Eliane, y de la chica de piel tan blanca color durazno.
-Me llamo Akari Wakane. ¿A qué se debe que estés en la tierra?
-Odio estar en el cielo, nadie puede entender en que yo existo- Se expresó altaneramente hacía Akari.
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